Por
ejemplo, los Filid, escritores profesionales de
historias y narraciones que pertenecían a la baja
nobleza, podían tener solo dos Irish Wolfhounds
cada uno, mientras que el jefe del ejercito Fian,
Fionn Mac Cumall, tenía trescientos Wolfhounds
adultos y doscientos cachorros.
Se dice que estos perros eran utilizados
en las batallas para bajar al enemigo de los
carros y caballos y especialmente para cazar el
alce, el venado irlandés y el lobo.
La antigua mitología irlandesa está plagada de
relatos sobre la bravura
y valentía
de estos perros. Eran animales muy codiciados y
eran entregados
como regalos especiales a personalidades y a la
nobleza extranjera.
Cuenta
un famoso relato que en el año 1210 el príncipe
John de Inglaterra
(que luego se convertiría en rey) envió un Irish
Wolfhound como obsequio
a Llewellyn, el rey de Gales.
Se dice que cierto día Llewellyn encontró a Gelert,
el perro cubierto
de sangre
y pensando que había matado a su hijo pequeño, acabó
de inmediato con la vida del perro.
En realidad Gelert había matado a un
lobo que había ingresado a los aposentos del niño,
salvándolo de una muerte segura. En Beddgelert,
el lugar donde se enterró a Gelert se erige un
monumento a su valentía.
Durante
los siglos XVI, XVII y principios del XVIII se
popularizó cada vez más la costumbre de regalar
Irish Wolfhounds.
Muchos fueron enviados a importantes
personalidades del exterior de Irlanda, entre
ellos el Gran
Mogul,
el Shah
de Persia
y el Cardenal
Richelieu.
Muchos ejemplares fueron enviados a España
y el rey de Polonia
llevó enormes cantidades de estos animales a su
país. Tanto es así que en 1652 se prohibió la
exportación de estos perros debido a su escasez.
Hacia
fines del sigo XVIII desaparecieron los lobos de
Irlanda,
este hecho junto con las gravísimas hambrunas que
azotaron a Irlanda por esta época y la mengua de
la raza debido a las profusas exportaciones,
llevaron a la casi
extinción de la raza.
Solo algunas familias conservaron ejemplares para
compañía.
En
1862 el Capitán George Graham,
un escocés entusiasta de la raza comenzó la
tarea de reconstrucción de la raza. Quedaban ya
poquísimos ejemplares de las viejas líneas de
sangre y debió recurrir a cruzas con
Scottish Deerhounds
(un lebrel muy similar aunque algo más liviano
que el Irish Wolfhound que desciende de este último)
y con algunos Borzoi. Tambien utilizó como
reproductores a perros de las cruzas realizadas
por él cruzados con Gran Danés.Varios
de los perros criados por Graham fueron exportados
a Estados Unidos. Durante las dos guerras
mundiales fue difícil continuar con la cría de
la raza y ésta corrió serio riesgo de quedar
atrapada en un cuello de botella genético, ya que
casi todos los Irish Wolfhounds existentes en las
islas británicas eran descendientes de un mismo
perro, Clonboy of Ouborough. Sin embargo, hacia el
fin de la segunda guerra mundial, se echó mano de
los hijos de los ejemplares que habían sido
exportados a Estados Unidos. Se importó a los
ejemplares Rory of Kihone y Barney O'Shea of
Riverlawn para introducir nueva sangre.
El
Capitán Graham junto con otros entusiastas y
criadores fundaron el Club de la raza en 1885 y
el Kennel Club Británico reconoció la
raza en 1925.
En 1902 la guardia oficial irlandesa
adoptó al Irish Wolfhound como su
mascota oficial
y desde entonces sigue cumpliendo el rol de
mascota oficial.
Bibliografía
JUPP,
Hilary. Artículo publicado en
www.irishwolfhoundsociety.co.uk/breedhistory.htm
MC.
BRYDE, Mary. 1998. The Magnificent Irish Wolfhound.
Ringpress Books, Surrey.
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